Por las mañanas muy pronto, mientra preparó el café y todavía la ciudad está dormida, puedo oír 3 tipos de cantos de pájaro por la ventana.
Por algún motivo los 3 cantos me remueven por dentro:
Graznidos y risas de gaviotas. Desde niño los asocie al verano y me gusta mucho escucharlas, incluso cuando a las 4 de la mañana se pelean y montan bulla y la gente dice que malditas sean las gaviotas, yo disfruto oyéndolas.
Zureo de las palomas, me recuerdan a la casa de mis abuelos y a los secos veranos de Castilla. Suelen estar quietas y escondidas, cuesta verlas.
Silbidos de estorninos, más melódicos que los anteriores, pero no por ello más bonitos, me recuerdan a la casa de mis padres en León. Hay un estornino (o varios, pero todos iguales) que escarba en los tiestos y destroza las plantas del patio. No sé si será el mismo que está cantando ahora.
También las vistas desde la ventana son bonitas justo antes de que todo el mundo se despierte y empiece a hacer más ruido que los pájaros. ¿Se quejarán las gaviotas del ruido que hacemos los malditos humanos?
Nota:Hoy he viajado a casa de mis padres en el campo, y al amanecer, he escuchado miriadas de distintos tipos de cantos y pájaros, dándome cuenta de la infinita complejidad de la que estamos privados en las ciudades. Vivimos una copia de la copia de una mala copia de la realidad que podríamos vivir. También he observado que mi hija pequeña de 2 años, no se cansa de andar por el campo, sin embargo en la ciudad en seguida pide que la cojamos en brazos porque se cansa de andar.
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